En nuestra salida al Congreso, del día 4 de noviembre de 2008, tuvimos que viajar hasta Capital Federal y desgraciadamente vimos mucha gente viviendo en las calles. En la plaza ubicada frente a este, observamos gente viviendo en pésimas condiciones de vida; sin un techo y haciendo frente a situaciones insalubres. Gente que su única posesión material es algo de ropa y unos cartones cumpliendo la función de un colchón. Gente que con mucha suerte consigue saciar un poco de su hambre, revisando la basura o trabajando duramente para conseguir algunas monedas. Ese alimento que consiguen suele no ser suficiente ni de estar en las mejores condiciones, además de no cumplir con el aporte energético que estas personas necesitan para reponer la energía que consumen trabajando todo el día en estas condiciones. Ahora pensemos, desde nuestra postura en la sociedad que acciones hacemos para contribuir a la mejora de la calidad de vida de estas personas. Nos daremos cuenta rápidamente que no son muchas. También pensemos en que cosas hacemos, que directa o indirectamente, empeoran tanto la situación de emergencia de estas personas como la misma situación social que se da hoy en día. Finalmente estamos en condiciones de decir que la mayoría de las veces ni siquiera intentamos hacer lo que esta en nuestras manos para contribuir con los demás, y otras veces hacemos tan poco que no llegamos a cubrir lo que nosotros mismos hacemos. Preferimos no mirar, a tener que afrontar la cruel realidad de otros. Nosotros tenemos la suerte de gozar de una vida digna en plenitud, y también tenemos la responsabilidad de tratar de ayudar a cambiar esta situación. Muchas veces no valoramos lo que tenemos y hasta desaprovechamos oportunidades importantes.
Todos iguales
Hace 15 años.
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